martes, 10 de febrero de 2015

Chema, el perro del ojo de vidrio (parte 2)

Miren. Ahí viene Chema. Parece que se va a acercar con nosotros. No. El no convive con gatos. Siiii. En serio. Viene para acá. Chema les contó lo sucedido, a lo que los gatos reaccionaron asombrados. Entonces empezaron a idear un plan de rescate. Se reunieron en la casa abandonada de la esquina y escribieron en el pavimento, dibujando con sus patitas remojadas de lodo. Mientras tanto, el chico malo ya tenía a la muchacha dentro de su casa, tenía en mente muchas cosas malas por hacerle, así que la ató a una silla y le bendó los ojos con un pañuelo rojo. El plan estaba terminado, así que Chema y los gatos pusieron manos a la obra. La agilidad de los felinos consiguió que pudieran entrar en la casa. Ya estando dentro, se separaron en grupos. Mau, el gato, se colocó en uno de los marcos de las ventanas de la sala, desde donde podía observar también lo que ocurría en el comedor. Aunque la casa estaba un poco oscura, había un par de velas que alumbraban la estancia. La muchacha estaba ahí sentada a la mesa y en silencio. Ay nooo. Tenían que ayudarla pronto, entonces Mau empezó a maullar para llamar la atención del chico malo y distraerlo. Miiiiau Miiiiiau. ¡Un gatito! ¡Lorenzo un gatito se metió!. El chico malo salió de la cocina con una charola en mano. Al destaparla después de haberla colocado en la mesa, Mau pudo observar que se trataba de una humeante y deliciosa cena de espagueti y carne. Lorenzo fue a la cocina por un plato y le ofreció un poco a Mau. Después se dirigió al comedor frente a la muchacha la besó en la boca y le dijo: Espero te guste la sorpresa. Él le desató el pañuelo y ella al ver la romántica cena que le esperaba lo abrazó con ternura. Todos los demás gatitos se acercaron a comer también espagueti. Al entrar Chema se quedó mirando muy confundido.

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